Este año las y los jóvenes que prestan el Servicio Cívico Social apoyaron el trabajo de los Operadores de Protección Infantil –OPI-, en los albergues “Nuestras Raíces”, en donde la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia -SBS-, brinda atención a niñez y adolescencia migrante no acompañada.
Carlos Quilo, encargado de Nuestras Raíces, indicó que la colaboración de los servidores cívicos ha sido valiosa porque ha complementado el trabajo de los OPI. “Ayudan a medir temperatura, a repartir refacciones y se integran al trabajo como parte del equipo”, dijo.
Anaeli Torres, directora de Protección Especial y Atención No Residencial de la SBS, indicó que el Servicio Cívico Social se ejecuta dentro de las comunidades a través de talleres y actividades enfocadas a la prevención de la violencia en todas sus formas.
De acuerdo a los protocolos de bioseguridad por la pandemia por COVID-19, durante este año, los jóvenes de este programa se dividieron en grupos para cumplir con sus horas de servicio.
Torres explicó que son 20 servidores cívicos de las Casa Joven ubicadas en Mixco, Palencia, Peronia y Villa Nueva central. “Ver y escuchar de primera mano sobre los riesgos de la migración irregular fue una buena experiencia para los jóvenes. Este proyecto nos permitió fortalecer los dos programas entre sí”, agregó.
En 2020, se logró la certificación de 71 jóvenes como servidores cívicos sociales, en quienes se promovió la participación y protagonismo para contribuir a mejorar el futuro de la niñez y adolescencia en zonas de riesgo social, así como para prevenir la violencia y otras problemáticas sociales.