Los equipos de las Sedes Departamentales de Izabal, Alta Verapaz, Huehuetenango, Suchitepéquez, Petén y Quiché atendieron a 1 mil 380 Niñas, Niños y Adolescentes -NNA- y a sus familias durante la emergencia suscitada por el paso del ciclón Julia.
El trabajo inició previo a habilitarse los albergues, con la activación de los Centros de Operaciones de Emergencia -COE-, que están conformados por las instituciones encargadas de dar respuesta ante una eventualidad. Posteriormente, los profesionales emprendieron camino hacia los distintos refugios.
Atravesando inundaciones, caminos en mal estado, lodazales y localidades incomunicadas, el personal llegó hasta comunidades de los municipios de Aguacatán, Santa Eulalia y San Pedro Soloma en Huehuetenango.
En Izabal llegaron hasta aldeas de Puerto Barrios, Los Amates y Morales; en Alta Verapaz hubo presencia en Cobán, Santa Cruz Verapaz y San Juan Chamelco, mientras que en Quiché visitaron un refugio abierto en Sacapulas.
Ericka López, directora de Sedes Departamentales de SBS, contó que en Izabal, algunos de los trabajadores resultaron afectados con las inundaciones. “Tuvieron que evacuar, les pedí que prioritariamente ellos se pusieran a salvo y luego que ya empezáramos a coordinar”, manifestó.
López explicó que de conformidad con el Plan Nacional de Respuesta y el Plan Institucional de Respuesta la competencia de la SBS es llevar el registro de niños y adolescentes en los albergues y realizar actividades lúdicas durante su permanencia.
Las atenciones
“Nuestra tarea consiste en trabajar actividades lúdicas con la niñez y adolescencia, así como con sus padres; si están crisis, terapias de emergencia; distraerlos, porque a veces están en shock, perdidos o asustados”, contó Dalia Ruíz, trabajadora social de la Sede Departamental de Huehuetenango.
De acuerdo con las estadísticas, hasta el 17 de octubre, los equipos de las Sedes Departamentales de la SBS atendieron a 2 mil 606 personas, que hacen un total de 858 familias que debieron ser albergadas por el paso de Julia en los distintos departamentos del territorio guatemalteco.
“Motivamos la resiliencia en las familias. Sabemos que en Guatemala tenemos una capacidad de resiliencia significativa y pues nuestra labor es empoderar a las madres, padres y a los niños a través de las orientaciones y actividades que realizamos”, explicó Ruíz.
Además, estos espacios son aprovechados para reforzar el mensaje de los derechos de la niñez y adolescencia, la no violencia, la crianza positiva y el autocuidado. “Trabajamos a través de juegos, títeres o dinámicas para que ellos capten la información de mejor manera”, agregó la trabajadora social.