El secretario de Bienestar Social, Marvin Rabanales, habló sobre la situación y la atención que se le brinda a las niñas, niños y adolescentes de la secta Lev Tahor, durante una entrevista en TV Azteca Guate. Dentro de los puntos más relevante de la plática se trataron temas como los conflictos internos, barreras culturales e idiomáticas, la separación y distribución de los grupos, así como la atención integral que se les da, a continuación los detalles:

“La Secretaría de Bienestar Social es una institución del Poder Ejecutivo. Nos corresponde brindar abrigo cuando un juez ordena que un niño, niña o adolescente, que está en un proceso de protección, sea resguardado debido a una sospecha de amenaza o violación de sus derechos humanos.
Como Secretaría, les brindamos techo, comida, educación, atención psicosocial e integración en actividades lúdicas y recreativas. También trabajamos bajo un régimen estructurado, buscando generar hábitos positivos en los menores. Esto es lo que estamos tratando de hacer también con los miembros de la secta Lev Tahor”.

Cuando los niños, niñas y adolescentes estaban con las mujeres adultas en el albergue, bajo disposición judicial, la convivencia generaba conflictos. Esto se debe a varias razones:

      • Negativa a recibir alimentación con pertinencia cultural y religiosa, ofrecida por la Secretaría.

      • Rechazo a la atención médica del Ministerio de Salud Pública.

      • Dificultad para adaptarse al régimen estructurado de la Secretaría.
      • Además, hubo una orden judicial para restringir alimentos externos enviados por los miembros de Lev Tahor, lo que generó descontento. Estas tensiones resultaron en daños a la propiedad de la Secretaría y lesiones a trabajadores y policías.

    Somos respetuosos de su identidad cultural y religiosa. Brindamos alimentos con pertinencia cultural, como frutas, verduras, semillas, y alimentos kosher. Sin embargo, ellos deciden no recibirlos.
    Además, enfrentamos barreras idiomáticas. Muchos no hablan español, lo que dificulta la comunicación. Antes de la separación de las adultas, se lograron pequeños avances con psicólogas bilingües que dominan inglés, pero esto sigue siendo un desafío importante”.

    Inicialmente, recibimos 205 personas. Luego, por orden judicial, se separó a las adultas de los menores y se organizaron grupos según edad y género:

    • Niños (6-13 años) y niñas (6-17 años) están en diferentes residencias.
    • Adolescentes varones (14-17 años) están en otro espacio.
    • Menores de 0 a 5 años, más de 80, están en un área especial.
    • Dos niños reciben atención médica especializada.

    “La separación ayudó a reducir tensiones en algunos grupos. Sin embargo, los menores en el centro de la zona 3 enfrentan más dificultades porque aún hay comunicación con el exterior, incluso a través de megáfonos en su idioma”.

    Sobre el tema de niñez y adolescencia migrante no acompañada que recibe atención en Casa Nuestras Raíces Guatemala, el secretario indicó que “De momento, los trasladamos a Nuestras Raíces en Quetzaltenango. Si hay un aumento en las deportaciones, estamos buscando inmuebles, ya sea dentro del Estado o por renta, para atender a ambos grupos de manera adecuada”.

    “El interés superior de los niños es nuestra prioridad. Procuramos respetar sus derechos humanos, integridad y su identidad cultural. Invitamos a los guatemaltecos a confiar en que trabajamos para brindarles un entorno seguro y digno”, finalizó la entrevista.

    Texto: Carolina Hernández
    Fotografías: Asael Díaz