El viaje desde el municipio de San Marcos, San Salvador, valió la pena, al fin después de tres meses pudo ver de nuevo el rostro del último de sus cinco hijos, quien lleva ya tres años recluido en el Centro Juvenil de Privación de Libertad para Varones II –CEJUPLIV II-, alejado de su familia y de su tierra.
Este encuentro también forma parte del proceso de resocialización que impulsa la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia –SBS- por medio del Nuevo Modelo de Reinserción Juvenil, que recompensa el buen comportamiento de los internos, y de la gestiones que realizó la Subsecretaría de Reinserción y Resocialización con apoyo del Comité Internacional de Cruz Roja, que cubre los gastos de traslado.
Después de fundirse en un fuerte abrazo, la madre expresó alegría por estar con su hijo y lo invitó a sentarse a la mesa para compartir un poco de su comida favorita, pollo y papás fritas. “Durante el tiempo que él ha estado aquí he viajado unas cuatro veces, ya que nos cuesta por el dinero, pero gracias a Dios logramos venir”, dice la mujer.
Pero la madre no llegó sola, sino acompañada de otro de sus hijos, quien también saludó efusivamente al más pequeño de sus hermanos. “Gracias a Dios ya va a salir. Estar encerrado todo este tiempo le ayudó a madurar, cambiar su mente y pensamientos. Creo que ahora tiene que ser otra persona, debe trabajar y estudiar para salir adelante y demostrarle a la sociedad que ha cambiado”.
Para el joven interno compartir un momento con sus parientes es motivo de felicidad, porque ya llevaba un largo tiempo sin verlos. “Me siento muy agradecido con Dios, mi familia y el centro de privación por el apoyo que me han brindado en mi proceso. Me llena de alegría que a pesar de todo siguen con migo y no me han abandonado”.
Él contó que la ayuda psicológica le ha sido importante para recapacitar y cambiar su mentalidad y ahora está enfocado en seguir estudiando, pues dentro del centro tuvo la oportunidad de continuar su formación y ahora está cursando tercero básico. “Yo sé que tal vez para la sociedad nosotros ya no podemos llegar a ser nada, pero gracias a la Secretaría de Bienestar Social y al centro por creer en nosotros y darnos una segunda oportunidad, para seguir adelante y reinsertarnos ya como personas de bien”, dijo.
Además, el interno agradeció a la Cruz Roja y a la SBS por la oportunidad de haber visto a su mamá y hermano, ya que pudo compartir un momento agradable y de felicidad. “Sé que no es nada fácil que ellos vengan a verme desde tan lejos, por eso estoy sinceramente agradecido”, finalizó.
El 11 de marzo también se realizó otro reencuentro, en ese caso, la familia viajó desde el departamento de Usulután, El Salvador y contaron que tenían más de un año de no poder ver al joven interno en CEJUPLIV II.