El acompañamiento emocional puede hacer la diferencia en la vida de una niña, niño o adolescente que enfrenta dificultades. En la Sede Departamental de Jutiapa, el equipo de psicología trabaja incansablemente para brindar apoyo a menores en situación de vulnerabilidad, atendiendo casos de niñez migrante, medidas socioeducativas, fortalecimiento familiar y derivaciones judiciales.
Lourdes Leyva, psicóloga con seis años de experiencia en la sede, describe su labor como desafiante pero profundamente significativa. “La mayoría de nuestras atenciones son ambulatorias. Vamos a las casas, conocemos su entorno y buscamos acompañarlos en su proceso de recuperación emocional”, explica.
Uno de los casos que más la ha marcado es el de un adolescente con un largo historial de institucionalización. “Ingresó cuando era niño, pero no tiene un entorno familiar estable. Ha pasado por varios hogares y sufre un síndrome de institucionalización. Lamentablemente, cuando es reunificado, se escapa para volver a una institución. Es un caso emocionalmente desgastante, porque sabemos que no es el único”, relata con pesar.

Herramientas para una crianza positiva
Las dificultades no solo radican en las historias personales, sino también en el contexto de pobreza extrema en el que crecen muchos menores. “Muchos migran porque no tienen oportunidades. A veces han terminado el diversificado, pero no hay empleo para ellos”, señala Leyva. Ante esta realidad, el equipo también trabaja en programas de prevención y fortalecimiento familiar, brindando herramientas para mejorar la comunicación y la crianza positiva.
El día a día en el área de psicología es demandante. Las jornadas pueden extenderse hasta la noche, debido a los largos trayectos y la cantidad de atenciones que requieren seguimiento constante. Cada caso es un desafío, pero también una oportunidad para cambiar vidas. “Sabemos que no podemos cambiar la realidad de todos, pero si logramos que un niño o adolescente encuentre una red de apoyo, entonces hemos logrado algo valioso”, concluye.
Texto: Carolina Hernández
Fotografías: Eduardo Mendoza