La residencia Tejiendo Sueños ya ha cumplido dos meses desde su inauguración y las adolescentes que son atendidas en este nuevo espacio, ya han superado el proceso de adaptación y se encuentran totalmente integradas a su nueva rutina y entusiasmadas con la construcción de las metas y sueños que les depara un futuro mejor.
Para alcanzar estos objetivos, las adolescentes son atendidas bajo la estructura del modelo de comunidad terapéutica. “Lo cual implica contar con un diario vivir con una agenda planificada que las jóvenes cumplen todos los días”, explica Astrid Albizú, directora de la residencia.
Albizú cuenta que todas inician su día a las seis de la mañana, a la hora de la higiene personal, y luego del desayuno, a las ocho, comienza la terapia grupal. Este es un encuentro en el que cada una expone sus sentimientos, emociones, y cuáles son sus propósitos para el día.
Para los lunes se cuenta con una coordinación con el Centro Deportivo Gerona, en donde tienen un espacio para clases de spinning y jugar futbol. Mientras que “los martes son los días asignados para las vinculaciones socio-afectivas con la familia. Las adolescentes que tienen permiso de juez reciben a su familia, en donde les platican sus vivencias y las actividades que hacen”, explica Albizú.
Los miércoles reciben la visita de la Iglesia de la Divina Providencia, quienes llegan a reforzar la parte espiritual, no solo a través de charlas sino también con películas, charlas y foros en donde debaten sus ideas.
Los jueves y los viernes, las jovenes se distribuyen en grupos para asistir a los talleres de panadería, bisutería y corte y confección en el Centro Técnico Ocupacional -CTO- y continuar con sus estudios de educación formal para lo cual las educadoras las organizan de acuerdo con su nivel académico de primaria, básicos y diversificado.
De esta manera, las jóvenes que se encuentran en condición de abrigo en esta residencia invierten su tiempo en actividades educativas, formativas, recreativas y deportivas, así como en terapias individuales con las que se trata de desarrollar sus habilidades y conocimiento para que puedan optar a un futuro prometedor.
“En la residencia, una de las principales consignas es que las jóvenes deben permanecer siempre ocupadas de distintas actividades como parte de su proceso de sanación y formación y a eso nos dedicamos día tras día”, concluye Albizú