Escuchar a Adrián* -nombre ficticio- contar su historia es inspirador. Él tiene 19 años y viene de una familia de barberos, por eso a los 15 aprendió el oficio. Sin embargo, por una mala decisión terminó cumpliendo una sanción en un Centro Juvenil de Privación de Libertad.
Pero esta experiencia no fue en vano. Adrián cuenta que estuvo un tiempo en Anexo, uno de los cinco centros de privación de libertad a cargo de la Familia SBS. Reconoce que no fue nada agradable la situación, pero aceptó que lo que hizo no era correcto.
Reconocer y aceptar su error lo impulsó a querer salir adelante y empezó a estudiar y recibió todo el apoyo pedagógico necesario. Posteriormente se le presentó la oportunidad de trasladarse a Casa Intermedia y allí más puertas se empezaron a abrir para él.
Adrián expresa que aprecia mucho su experiencia en Casa Intermedia porque aprendió sobre valores, pero sobretodo lo que más tocó su corazón fue el trato que recibió del equipo multidisciplinario. “Yo ya quería cambiar, ver esa parte de las personas que me querían ver el bien y estaban dispuestas a darme una segunda oportunidad, me motivó”.
Ya desde hace algunos meses Adrián recuperó su libertad y ahora trabaja en la barbería en donde realizó su pasantía laboral mientras estaba en Casa Intermedia, sigue con sus estudios y gracias al seguimiento que le da la Dirección de Prevención Terciaria de la Familia SBS, está en un curso de barbería en el Intecap, lo que le permitirá tecnificarse.
¿Qué hace la Dirección de Prevención Terciaria?
Es la encargada de dar seguimiento a las y los adolescentes que han cumplido sanción o se encuentran con libertad asistida con el fin de que adquieran capacidades y habilidades por medio de oportunidades que les permitan su integración social, educativa y laboral. El periodo que abarca la atención comprende seis meses antes del cumplimiento de la sanción y seis meses después, por medio del Programa de Post-sanción, que incluye atención psicológica, orientación y apoyo educativo e intermediación laboral y emprendimiento.
Texto: Carolina Hernández
Fotografías: Luis Sajché y archivo