En Casa Intermedia hubo una sorpresa. A los residentes se les llamó al patio y ahí encontraron, colgada de lazos, una piñata. Era la celebración del Día del Niño, y aunque ellos ya dejaron la niñez atrás, el festejo sirvió no solo para tener una actividad recreativa, sino para recordar el valor de esa etapa de la vida.
Gabriel Porres, director de Casa Intermedia, comentó que en el horario regimental del centro se realizan actividades educativas, de desarrollo, de formación técnica, y también recreativas, con las que se cumple el principio de Ocio Cero, y dentro de estas últimas se enmarca el festejo que les dejó diversión y aprendizaje.
“La finalidad no es solo entretener, sino recordarles que siempre es importante tener y cuidar al niño interior, que recuerden, que deben y pueden disfrutar de la vida y ser felices. Les enseñamos que tengan en cuenta que cuando se es niño hay vulnerabilidad y necesitamos de otras personas para guiarnos, para cuidarnos, tal como lo hacemos ahora”, reflexionó el director.
Los jóvenes no perdieron el tiempo y se organizaron para cubrirse los ojos, dar vueltas con el palo y comenzar a buscar la piñata para romperla y ver quién podía atrapar más dulces. En el círculo, y ladrando con mucha alegría, también estuvo “Salchi”, la mascota de Casa Intermedia, quien no solo sirve de compañía, sino de terapeuta de los jóvenes que ahí habitan y que se preparan para volver a su hogar y a la sociedad.
“No debemos olvidar que muchos jóvenes que están en conflicto con la Ley Penal, han tenido entornos difíciles y por ende, algunos sufrieron vulneraciones a sus derechos y su infancia fue interrumpida. Por eso es fundamental, en su proceso de reinserción, sanar su pasado”, añadió Porres.
Texto: Cecilia García
Fotografías: Casa Intermedia