Alex* y Valeria* (nombres ficticios), de 10 y 8 años, respectivamente, son dos hermanos originarios de una aldea de Suchitepéquez. Hace más de cuatro años viven solo con su abuela y este año estaban seguros que volverían a ver a sus padres, pues se reunirían con ellos en Estados Unidos.

La familia reunió dinero para pagar el viaje con una persona “bien” recomendada. Llevaban una mochila en la que guardaron algunas pertenencias, ¿cuántos sueños caben en una mochila? ¿Cuánto pesa la incertidumbre y el miedo?  

La historia de la familia no tuvo el final que esperaban, pues en un control migratorio de México las autoridades de ese país detuvieron al grupo con el que viajaban los hermanos y entonces, fueron enviados de vuelta a Guatemala.

El proceso de ingreso de niñas, niños y adolescentes no acompañados se realiza con la coordinación de instituciones como el Instituto Guatemalteco de Migración -IGM-, la Procuraduría General de la Nación -PGN-, el Ministerio de Relaciones Exteriores -Minex- y la Secretaría de Bienestar Social -SBS-. 

“Lo primero que se hace es el control migratorio con apoyo de los Operadores de Protección Infantil -OPI- del Instituto Guatemalteco de Migración para registrar su ingreso al país; después se entregan a los OPI de la Familia SBS para continúe el procedimiento hasta que son entregados a su familia”, explicó Cecilia Díaz, directora de Protección Especial y Atención No Residencial.

Regresar puede significar una experiencia dolorosa, sin embargo, el protocolo de recepción tiene como prioridad cuidar el bienestar de la niñez y adolescencia, y por ello la contención emocional y psicológica es uno de los aspectos que cuida el personal a cargo de cada grupo. 

Durante el primer trimestre de 2023, la SBS recibió a 2,084 niñas, niños y adolescentes no acompañados que retornaron al país por vía aérea y terrestre, brindándoles atenciones en los albergues Casa Nuestras Raíces Guatemala y Quetzaltenango. 

Niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados fueron atendidos en los albergues Casa Nuestras Raíces Guatemala y Quetzaltenango, en 2022.
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La PGN se encarga de localizar a los padres o familiares cercanos que puedan recoger y hacerse cargo de las niñas, niños o adolescentes, esto en un plazo no mayor a 72 horas; por eso en las atenciones de la Familia SBS también se les brinda hospedaje, alimentación, actividades lúdicas, así como la entrega kits de higiene y abrigo, y evaluaciones médicas. 

“Les damos atención psicosocial para saber en qué estado emocional vienen. Y las actividades que les organizamos están enfocadas en la resiliencia y en la resolución del duelo por el objetivo que no lograron, que era llegar a Estados Unidos”, agregó Díaz.

Cuando los familiares son localizados y acuden al albergue, estos deben pasar por una entrevista con personal de la PGN para conocer más a fondo la situación social y legal de las niñas y niños. En caso de no encontrar a familia cercana, se busca en grupos familiares ampliados, así como en la comunidad o bien, ir al programa de Acogimiento Familiar Temporal de la SBS. En última instancia, según se determine, las niñas, niños y adolescentes podrían ingresar a una de las residencias de protección y abrigo. 

Aunque el proceso termina con la entrega y firma de un acta, esta parte es aún más significativa, pues la mayoría de los niños, niñas y adolescentes encuentran fin a su angustia al volver a estar en los brazos de sus seres queridos; y así se concreta la reunificación familiar.

¿Qué motiva la migración irregular de niñas, niños y adolescentes?

El subsecretario de Protección, Carlos Gómez explicó que, de 2020 a 2023, alrededor de 21 mil niñas, niños y adolescentes han intentado migrar de forma irregular. Las causas, añade, son variadas. Algunos para unirse a sus padres que ya viven en Estados Unidos, mientras que otros buscan mejores condiciones de vida. “Diseñamos un sistema para tener más información de las causas de migración. Con este, detectamos que el 66 % es por empleo; mientras que el 19 % se va por educación; el 12 %, por reunificación familiar; el 4 %, por otros motivos; y el 0.1 % por violencia”, agregó.

Texto: Cecilia García
Fotografías: Luis Sajché