En Amatitlán se encuentra la sede más reciente de Casa Joven. Apenas han pasado cuatro años desde que abrió sus puertas a la niñez y adolescencia, pero en sus instalaciones ya se han cambiado cientos de vidas, incluyendo las de quienes educan y apoyan a las niñas, niños y adolescentes. Sergio Nájera es uno de ellos.

Al fondo del primer piso, se encuentra instalado un pizarrón; enfrente, una mesa y una silla, donde, muy atenta, le escucha su estudiante. Es lunes y ese día solo atiende a una alumna, de la primera etapa de primaria; pero el resto de los días también da clases a la segunda etapa de primaria, y apoya en otras tareas del centro.

La particularidad de Sergio, es que no es empleado de la Secretaría de Bienestar Social, sino un docente voluntario que vio la necesidad de dar de su tiempo y vocación para impulsar la educación en este municipio de Guatemala.

“Mi intención es venir a apoyar en la docencia, porque hay una necesidad grande de superación en los jóvenes. Tengo un profesorado de enseñanza media en Pedagogía y Administración Educativa, así que enseñarles también me sirve para reforzar mis conocimientos y practicar la enseñanza”, comenta el profesor.

El derecho al acceso a la educación es uno de los principios que Nájera defiende con firmeza y sostiene que presta su servicio para que todos alcancen su potencial.

“Lo que yo intento enseñarles es que por medio del esfuerzo pueden superarse y así serán personas de bien en la comunidad, y que después se desarrollen en los demás niveles educativos hasta llegar a la universidad”, afirma.

Texto: Cecilia García
Fotografías: Luis Sajché

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