El patio de Casa Joven Mixco fue preparado con sillas y adornos, los padres y otros familiares de los alumnos que participaron en la clausura llegaron temprano, y a pesar del viento frío, la calidez estaba presente, era evidente que este era el festejo de un día especial. 

Ingresaron las alumnas y alumnos destacados, luego el grupo que terminó el ciclo de primaria en el programa educativo de Casa Joven. Entre ellos estaba Alejandro* (nombre ficticio). Entró con el retrato de una mujer, lo llevaba abrazado con fuerza y no lo separó de su pecho. 

Después de la parte protocolaria del acto llegó el momento de la entrega simbólica de diplomas, por lo que los papás debieron pasar al frente para entregarles a sus hijos un anillo y tomarse la foto del recuerdo. 

Llegó el turno de Alejandro*. Suspiró para intentar que las lágrimas no corrieran, pero al llegar al punto donde su maestra, Astrid, lo esperaba, no lo pudo evitar más, se limpió las lágrimas y pidió el micrófono:

“No tengo a mi madre, lastimosamente, desde hace seis años. Aun así he podido salir adelante. Sé que mi mamá está feliz en el cielo, porque siempre que ganaba en la preparatoria mi mamá rezaba y le daba gracias a Dios; y aunque mi mamá no esté aquí conmigo, yo sé que está orgullosa de mí. Los que tengan a su mamá, valórenla; porque mamá solo una nos dan en la vida”.

Además de Alejandro*, su hermana Diana también finalizó la etapa de primaria en Casa Joven Mixco junto a otros 14 adolescentes. Ninguno de ellos ha tenido todas las oportunidades educativas, pero ahora tienen una opción para completar los grados académicos. 

¡Nos llenan de orgullo!

Este año, en Casa Joven Mixco 16 adolescentes concluyeron la primaria; 30 terminaron el ciclo básico; mientras que 17 ya cuentan con un título de diversificado. Todos recibieron clases por medio del Centro de Educación Extraescolar.

Así se beneficia a la niñez y adolescencia en todas las sedes de Casa Joven

Alejandro* y Diana* llegaron a Casa Joven Mixco como una medida de reparación de sus derechos que un juzgado de niñez y adolescencia determinó para que tuvieran acceso a educación, además de otros servicios que presta el programa que funciona en este municipio, así como en Peronia, Villa Nueva, Palencia y Amatitlán. 

“Cuando mi mamá murió, mi papá nos sacó del colegio y ya no pudimos estudiar. La PGN -Procuraduría General de la Nación- nos dio la oportunidad de venir a Casa Joven, donde logré mi sueño de llegar a sexto primaria”, expresó Alejandro*. 

"Este es un gran logro. Me hace más humana saber que lo mucho o poco que pueda aportar a la vida de ellos tiene un fruto, y que ese fruto es saber que quieren salir adelante".
Astrid González
Educadora, Casa Joven Mixco

En las cinco sedes se atiende especialmente a población de 13 a 17 años en situación de vulnerabilidad por violencia, desintegración familiar o que por alguna otra razón no han completado su educación en las etapas normales. Esto se logra por medio de modalidades flexibles apoyadas por el Centro de Educación Extraescolar.

Además, en las Casas Joven, las niñas, niños y adolescentes también cuentan con servicios de trabajo social, psicología, así como de los programas Creciendo Bien y Escuela para Padres para la atención psicosocial.  

“Es mi vida, trabajar con ellos es una inyección de vida. Me veo reflejada en ellos y sé que esa semilla que puedo dejar en ellos va a germinar porque lo he visto con otros chicos que han estado aquí y regresan a contarnos que ya tienen trabajo o que ya están en la universidad”, puntualizó Astrid González, educadora de Casa Joven Mixco.

Texto: Cecilia García
Fotografías: Cecilia García y José López