El fervor patrio se vive durante todo el mes, tal como lo demostraron los adolescentes del Centro Juvenil de Privación de Libertad para Varones -CEJUPLIV- Gaviotas, durante la Fiesta Cívica que organizaron para demostrar sus talentos y festejar los 203 años de Independencia.

La actividad comenzó con las notas de la Marimba de Bienestar Social, así como con las muestras de civismo con el ingreso del pabellón nacional, así como el estandarte de la SBS, que fueron portados por adolescentes que no solo destacan en el ámbito académico, sino en las participaciones en otros talleres y cursos.

“Esta celebración no solo es una fiesta de la Independencia de Guatemala, sino que es una herramienta para enseñarles civismo, respeto a la patria, y también generar espacios para eliminar el ocio, en los que se motivan y demuestran entusiasmo como lo vimos en sus actos”, explicó el subdirector de Gaviotas, Capri* (indicativo).

Poemas, cantos, bailes y un concurso de dibujo fueron parte de un completo festival artístico en el que quedó demostrado el talento de cada uno de los adolescentes que se esmeraron por desarrollar cada una de sus participaciones.

Jorge* (nombre ficticio), el maestro de ceremonias, fue uno de los más entusiasmados en la actividad. Le contagió el ánimo al público y también demostró que el talento corre por sus venas.

“Antes, en las calles, yo no era así de animado; me mantenía solo encerrado, hacía solo cosas malas. Pero la participación y apoyo de mis maestras me ha motivado a participar, a salir en cualquier acto cultural; por eso para mí ser el maestro de ceremonias es un honor y un orgullo”, aseguró el adolescente.

Al finalizar el festival, una de las trabajadoras sociales le dedicó unas palabras a los adolescentes para felicitarlos y animarlos a seguir aprendiendo y participando. “Me siento contenta al ir a visitar a sus papás y contarles que ustedes participan, que muestran sus talentos, y ver cómo ellos se llenan de orgullo por ustedes y los cambios que tienen”, puntualizó.

Texto: Cecilia García
Fotografías: Eduardo Mendoza