La labor social es una parte importante en la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia –SBS-, pero tras esa noble faena hay gente entregada y con la firme convicción de trabajar para restituir los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes –NNA- y quienes sin importar la lejanía, las condiciones climáticas o las dificultades que deban enfrentar, llegan hasta las comunidades más recónditas del país.
De esta ardua tarea es ejemplo Tomasa Jiatz, trabajadora social del Departamento de Subsidios Familiares, quien ingresó a trabajar a la SBS hace siete años, cuando el programa de Subsidios solo funcionaba en la capital, por lo que su labor se enfocó en depurar los casos y que estos se extendieran a las comunidades donde hay pobreza y necesidad. Se empezó a clasificar los departamentos, municipios y comunidades donde había mayor índice de pobreza y fue así como se inició la planificación y se comenzó a dar cobertura a nivel nacional.
Según Flor de María Valdez, Directora de Atención a NNA con discapacidad, indica que el Programa de Subsidios Familiares, llega a un 75 por ciento del país, y busca apoyar a las familias guatemaltecas que cuentan con NNA con discapacidad o en situación de vulnerabilidad, brindando un apoyo económico de Q500 mensuales por un período máximo de cuatro años, para contribuir a mejorar la calidad de vida de sus beneficiarios.
Pero para verificar que la ayuda realmente llegue a las familias más necesitadas está un equipo conformado por supervisores a cargo de María Cristina Pocón, quien dirige el departamento y tienen un total hay 2 mil 790 casos que deben ser supervisados este año.
Esta es una labor importante, ya que los trabajadores visitan a los beneficiarios para verificar el buen uso del subsidio que apoye a brindarles una mejor calidad de vida. “Lo primero que hacemos es coordinar con las municipalidades para conseguir recursos como guías y traductores y solicitamos que nos hagan dos rutas para agilizar la planificación. Nos toca caminar bajo el sol, subir cerros”, explica Jiatz.
La prioridad del programa son las áreas rurales, el subsidio cubre necesidades relacionadas a la alimentación y mejoras en la calidad de vida de los pequeños con discapacidad. “En estas supervisiones les estamos pidiendo a los padres que compren cama para los niños y que no haga falta leche, verduras y frutas en la alimentación. Para mí es una gran satisfacción el trabajo que hacemos, aunque nos cuesta llegar por lo remoto de muchas viviendas, pero tenemos la certeza de que el subsidio está llegando a los más necesitados”, finalizó Jiatz.