Cuando alguna persona ajena al tratamiento de adolescentes en conflicto con la Ley Penal se entera de la celebración de las graduaciones e incluso escucha que en los centros de privación de libertad hay jóvenes que cursan la universidad, el rostro es de sorpresa y entonces las preguntas sobre los logros saltan a la vista, ¿cómo lo consiguen?, ¿ellos estudian?, ¿es obligatorio que estudien?

En el sistema de reinserción social uno de los pilares fundamentales es la educación pues, esta es una herramienta que no solo dota de conocimientos para conseguir oportunidades académicas y laborales, sino que también funciona para construir una nueva visión de vida que contribuye a cimentar las bases de un futuro diferente.

Durante el 2024, la Dirección de Operaciones y Logística, de la Subsecretaría de Reinserción, determinó, con base en sus propias estadísticas, que el 25.78% de los y las adolescentes que ingresan a los Centros Juveniles de Privación de Libertad lo hacen con una escolaridad de sexto primaria.

En el análisis se detalla que, en esa misma línea, el 7.17% entra con un nivel educativo de tercero básico; mientras que el 2.69% no cuenta con escolaridad al ser recluidos, e incluso hay un porcentaje de 1.12% que se encuentra en la etapa de alfabetización.

Por esta razón, las atenciones de formación que se brindan en su tratamiento, no solo buscan restituir el derecho inherente a la educación, sino a dotarles de herramientas para que tengan acceso a oportunidades laborales que les permitan contar con sus propios recursos, y por ende, no vuelvan a infringir la ley, según indica el subsecretario de Reinserción, Carlos Menchú.

Avance y crecimiento para el futuro

Una de las últimas graduaciones que se realizó en los centros juveniles fue la de la octava promoción de bachilleres en Ciencias y Letras con orientación en Productividad y Emprendimiento, en el Centro Especializado de Reinserción -CER1-, donde una docena de adolescentes ahora tiene posibilidades de estudiar una carrera universitaria.

Los 12 graduados del CER1 forman parte de los 55 jóvenes que tienen una sanción de privación de libertad que alcanzaron los estándares mínimos para obtener el diploma de diversificado. A ellos, se suman los 17 graduados que son atendidos por la Dirección de Medidas Socioeducativas, que, aunque están en conflicto con la ley penal, no tienen una sanción privativa.

Su educación se desarrolla por medio de los programas educativos que tienen seguimiento por medio del Centro de Educación Extraescolar -CEEX-, en la modalidad de educación asistida por medio de guías, además del apoyo de maestras y maestros que también prestan su servicio en los cinco centros de privación de libertad.

Por medio de este programa, que forma parte del Centro de Capacitación y Formación Integral -CCFI-, este año se atendió a 651 adolescentes y jóvenes no solo de Reinserción, sino también de la Subsecretaría de Protección.

En el mismo análisis estadístico de la Dirección de Operaciones y Logística, se determinó que gracias a los procesos de formación, se consigue que las y los residentes de los centros superen su escolaridad, logrando así que el 15.32% de la población privada de libertad ahora tenga un nivel educativo de cuarto bachillerato, pero que además de eso también exista un 10.81% que ya cursa la universidad, e incluso se disminuye el porcentaje de quienes aún están aprendiendo a leer y a escribir a un 0.23%.

adolescentes de las subsecretarías de Reinserción y Protección fueron atendidos en educación por medio del CEEX, durante el 2024,
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Otras alternativas educativas para el desarrollo

Luz Guerra, directora del CCFI, señaló que el centro no solo supervisa la educación académica, sino que también ofrece alternativas de capacitación técnica en repostería, panadería, cocina y computación, para complementar las habilidades y herramientas, especialmente de los y las adolescentes de los centros de reinserción.

“Los cursos que nosotros impartimos tienen aval del Intecap, entonces al terminar las y los adolescentes cuentan con una certificación que les sirve para respaldar sus conocimientos y buscar trabajo o incluso emprender”, apuntó.

Uno de los aliados de la reinserción es la organización Counteract International – Orphan Helpers que cuenta con el programa “La Academia del Éxito” que se ha desarrollado dentro de los centros de la SBS, con el fin de enseñar a los y las adolescentes habilidades para la vida tal como qué hacer en una entrevista de trabajo, a vivir los valores humanos, a controlar sus emociones, y especialmente a romper círculos de violencia.

Así como esta alianza, también existen otras con organizaciones civiles como Aprentix, para la enseñanza del emprendimiento; o los ciclos de formación apoyados por el Programa Mundial de Alimentos que ha beneficiado a adolescentes en postsanción con cursos de barbería y electricidad; lo cual demuestra que la unión de esfuerzos sirve para encausar a los adolescentes hacia una reinserción exitosa.

Una oportunidad para el cambio social

El subsecretario Menchú reflexionó respecto a la importancia de la educación para brindar una estructura personal que conlleva a que los y las adolescentes sienten las bases para su propio desarrollo, que al final termina en contribuciones a la sociedad.

“Cuando una persona tiene estructura en su vida, cuando hay orden y disciplina, se genera estabilidad. Los adolescentes que atendemos, en su mayoría vienen de entornos difíciles y son una población vulnerable, pero al contar con estructura pueden ser individuos productivos que aporten a la sociedad”, apuntó.

El funcionario agregó que la educación es y seguirá siendo uno de los ejes fundamentales en la subsecretaría de Reinserción y, por lo tanto, todos los equipos, que trabajan directa e indirectamente con la población que atienden, están comprometidos con fomentar, facilitar y proyectar el aprendizaje para contar con nuevos y mejores ciudadanos en el país.

Texto: Cecilia García
Fotografías: Archivo SBS

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