A 135 kilómetros de Quetzaltenango se encuentra el municipio de Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, lugar de donde es originaria Paula Carrillo, quien por más de 15 años ha estado al frente de la cocina del Departamento de Protección a la Niñez y Adolescencia Víctima de Violencia Sexual con Enfoque de Género en Quetzaltenango.
En la residencia, actualmente se atiende a 116 niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual, además de 32 infantes hijos de algunas de ellas. Todos ellos reciben alimentos que salen de la cocina que dirige la especialista en la sazón.
“A mí me gusta que las chicas coman bien, que disfruten lo que les damos porque es importante que estén bien nutridas”, comentó Carrillo.
Su historia en Xela comenzó cuando tenía apenas cinco años, en 1969 cuando sus padres decidieron dejar su tierra natal y mudarse a Quetzaltenango. Se quedó, creció y formó una familia, de la que se convirtió en el sostén luego de que su esposo falleciera.
Durante varios años tuvo una tortillería, pero siempre tuvo afición por la gastronomía, algo que quedó demostrado desde joven cuando se convirtió en ayudante de cocina en el Hotel Pensión Bonifaz, uno de los más antiguos de la ciudad.
“Mi papá entregaba producto para el restaurante del hotel y yo lo acompañaba, me quedaba viendo el trabajo que hacían y las cocineras me dijeron que las ayudara; así fue como me quedé”, relató doña Paula.
Vocación de servicio y amor
Cuidar de su familia, hizo que la cocinera buscara opciones para sostener a sus siete hijos, y fue así como en 2007 empezó a colaborar con la Secretaría de Bienestar Social, en el hogar de niñas víctimas de violencia sexual.
“El 27 de agosto de 2022 cumplí 15 años de trabajar en el hogar. Dios me dio el don de la cocina y de servir a la niñez, así que aquí sigo mostrándoles amor de esta forma”, comentó.
Su trabajo consta en preparar los menús diarios y verificar que se cumplan al pie de la letra, pero también es quien en ocasiones especiales pone el toque de su sazón, tal como sucedió en la celebración de la clausura del ciclo escolar, en la que sirvió un churrasquito acompañado de cebollines, guacamol y elotes.
“Espero seguir durante mucho tiempo sirviendo aquí, es algo que me llena de alegría, porque el cuidado de la comida de las niñas es mi prioridad”, aseveró Carrillo.