El plan de “Reintegración 2024” es la nueva estrategia que lleva a cabo el Departamento de Acogimiento Familiar Temporal-DAFT- para que las niñas o niños que se encuentran en familias de acogimiento temporal vuelvan con sus padres biológicos de una forma segura y ordenada. Para ello, se establece un plan en el que se trabajan tareas y herramientas para fortalecer sus aptitudes y puedan nuevamente hacerse cargo de sus hijas o hijos.

Ello quiere decir que estos padres y madres biológicas deben pasar un proceso, luego del cual podrán demostrar que son capaces de cuidar a sus hijos e hijas y garantizar que no caerán nuevamente en las prácticas por las que una vez fueron separados.

Cristina Quintanillla, jefa del DAFT, explica que esta metodología consiste en tres fases. La primera es estructurar y evaluar a la familia biológica, entendiendo su religión, aspectos económicos, sociales, sus creencias, entender su lugar de vivienda. La segunda parte es elaborar un plan de convivencias que puede ser de 10 a 14 sesiones.

Durante esas convivencias la familia biológica y sus hijas o hijas se reúnen en presencia de un profesional del DAFT y se realizan distintas terapias conjuntas en áreas como escucha asertiva, control de emociones, salud mental. También, se hacen ejercicios para que los padres  conecten con sus hijos nuevamente; y se les sensibiliza en los patrones de conducta, “pues hay que recordar que los niños ya han aprendido nuevas costumbres y hábitos con sus padres de acogimiento temporal, como la alimentación, por ejemplo”, indica Quintanilla.

“Aunque estas convivencias ya se realizaban con anterioridad, no formaban parte de un plan de específico y padres e hijos en donde solo charlaban, compartían un juegos y una comida, pero sin una metodología con un objetivo preciso”, indica Quintanilla.  En síntesis esta fase ayudará a comprender si la familia biológica es apta y cumple con los criterios para cuidar de sus hijos.

A la tercera fase se transita, luego de observar que sí existe una conexión entre padres e hijos, se traslada al área jurídica, la cual valora si la familia cuenta con la suficiente garantía de que sus derechos no serán vulnerados nuevamente. Es decir, si cuenta con un establecimiento educativo en donde podrá continuar con sus estudios; si la familia cuenta con el suficiente conocimiento para brindarle una alimentación balanceada, entre otros.

Todo ello se presenta ante un Juez y es quien finalmente decide si puede ordenar la reintegración con la familia biológica. “El objetivo final es que si la familia biológica es favorecida con este medida, cumpla con todos los requerimientos pero que principalmente no incurra nuevamente en la vulneración de los derechos de los niños o niñas, lo cual será vigilado por la Procuraduría General de la Nación, quien es la que hace la respectiva verificación”, concluye la jefa del DAFT.

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