“¿Qué es el amor? Bueno, la verdad es una buena pregunta. Yo le puedo decir que el amor es uno de los sentimientos más bonitos que existe, pero el de Dios es el más grande que hay y el que más debemos atesorar”.
Aunque el taller es de panadería, esta es una de las enseñanzas que su instructora, Lesbia Guzmán, aprovecha a compartir mientras enseña a adolescentes privados de libertad en el Centro de Capacitación y Formación Integral –CCFI-, un lugar para aprender y crecer.
En mayo de 2010, bajo la dirección de Medidas Socioeducativas, se fundó el CCFI con el fin de brindar a las y los adolescentes en proceso de reinserción un lugar con talleres técnico laborales y también educación formal.
Luz Guerra, directora del CCFI, comentó que desde entonces funcionan los talleres de computación, panadería, repostería y cocina, en los cuales los jóvenes obtienen certificaciones del Ministerio de Educación.
“La metodología de trabajo es por año, las y los adolescentes vienen desde cada centro de privación de libertad, son organizados desde la dirección y deben cumplir cierta cantidad de horas para tener derecho a la certificación y al diploma”, apuntó.
En los talleres de panadería, cocina y repostería, se hace énfasis en recetas y preparaciones que puedan utilizar en emprendimiento y no solamente la cocina tradicional; mientras que en el de computación se busca dotarlos de habilidades para que les ayuden en la búsqueda de ofertas laborales.
A decir de la directora, en el Centro se les dan herramientas que les permiten desarrollar sus habilidades y destrezas, obtienen conocimiento técnico que les permite emprender y hacer más fácil su reinserción a la sociedad.
“Indiferentemente de las habilidades de cada uno, aquí aprenden a creer en ellos, y cuando esto se logra, emocionalmente pueden enfrentar las diferentes situaciones de la vida”, puntualizó.
Texto y fotografías: Cecilia García
Video: Rudy Hernández