Los servicios dirigidos a las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, continúan avanzando para garantizar una atención digna y como parte de ello, las instalaciones de Casa Nuestras Raíces Quetzaltenango fueron remozadas por completo gracias al respaldo incondicional de Unicef, Misioneros de San Carlos Scalabrinianos y los gobiernos de Suecia y Estados Unidos de América.
El remozamiento incluyó la parte estructural de las instalaciones, en la cual se crearon espacios adecuados para la atención diferenciada de las niñas, niños y adolescentes retornados desde México y Estados Unidos, referidos a este programa de la Familia SBS, que en los últimos cinco años ha atendido a más de 11,700 menores de edad no acompañados en contexto migratorio.
La renovación comprende desde la pintura, hasta el equipamiento de los dormitorios, cocina, comedor, clínica, áreas de aislamiento, servicios sanitarios, áreas lúdicas, de psicología, trabajo social y pedagogía. También se remozó la parte eléctrica y de servicio de agua para que en ningún momento el albergue se quede sin estos servicios básicos.
El subsecretario de Protección, Carlos Gómez, explicó que el proyecto fue financiado por Suecia y Estados Unidos por medio de Unicef y los Misioneros Scalabrinianos. “La inversión en el remozamiento fue de 1 millón 103 mil 285mil quetzales”, agregó.
Servicio innovador para la niñez y adolescencia
Además, se actualizaron los protocolos de intervención con niñez no acompañada en contexto migratorio, se generaron guías para el abordaje diferenciado, se designó más recurso humano en el área médica y psicosocial, se implementó el sistema PRIMERO, que facilita el registro y seguimiento de cada uno de los casos para la búsqueda de familias y su reunificación.
Al ingresar a Casa Nuestras Raíces cada niña, niño y adolescentes recibe atención integral, un kit humanitario que incluye ropa, calzado y artículos de higiene personal; así como un kit lúdico, que trae material didáctico.
“Lo que se ha hecho aquí es para dignificar ese primer momento en que los niños llegan a Casa Nuestras Raíces. En general, nosotros estamos actuando con todas las instancias de la sociedad y estamos trabajando en conjunto”, dijo el padre Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante en Guatemala y El Salvador.
Justo Solorzano, de Unicef, indicó que este proyecto no solo es importante por el remozamiento, sino por el mecanismo de que la rectoría de los servicios de protección se haga valer. Además, dijo que esperan pronto iniciar con la ampliación de Casa Nuestras Raíces. “La cantidad de adolescentes que están regresando de México es emergente, ojalá lo hagamos este año para que en 2022 podamos estar inaugurando otra área de atención”, finalizó.
El secretario Francisco Molina agradeció al equipo de la Subsecretaría de Protección, a la cooperación internacional, a Unicef y a Misioneros Scalabrinianos por todo el apoyo. “Nosotros lo único que estamos haciendo es seguir las instrucciones del señor presidente Alejandro Giammattei. Cuando él nos nombra como autoridades nos pregunta ¿Están listos para servir a la niñez y adolescencia? Y sí, asumimos el reto. Quiero que sepan que en la Secretaría estamos comprometidos a trabajar”, agregó.