A casi 96 kilómetros de la frontera con México, se encuentra Casa Nuestras Raíces Quetzaltenango, el programa de la Secretaría de Bienestar Social, donde se recibe y atiende a la niñez y adolescencia migrante no acompañada, y que este año celebra 19 años al servicio de la población.

Para celebrar esta ocasión especial, el personal, así como los representantes de las instituciones que acompañan a la SBS en la labor de recepción de niñez migrante, y autoridades de la subsecretaría de Protección, se unieron para participar en un acto especial.

El festejo incluyó una ceremonia maya, así como la entrega de reconocimientos para los y las representantes de instituciones como Unicef, Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja, y Procuraduría General de la Nación, entre otras.

Así atendemos a la niñez y adolescencia migrante no acompañada

Cada vez que las autoridades migratorias dan aviso de un grupo de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados que retornarán al país, vía terrestre, se activan el Protocolo de Recepción, en el que está incluida Casa Nuestras Raíces Quetzaltenango.

Al llegar el grupo a la frontera de Tecún Uman, las niñas, niños y adolescentes son recibidos por Operadores de Protección Infantil -OPI-, tanto de la SBS como de otras instituciones como la Procuraduría General de la Nación -PGN- y el Instituto Guatemalteco de Migración -IGM-.

Después de ayudarles a completar los trámites migratorios de ingreso, el grupo se traslada hacia Quetzaltenango, donde todo el equipo les da la bienvenida. Hay calidez en los saludos y el aroma a comida resalta, pues el grupo de cocina los espera con un delicioso almuerzo casero.

La estadía en el albergue de Casa Nuestras Raíces es temporal, pues la prioridad es que las niñas, niños y adolescentes vuelvan con sus familias por medio del proceso de reunificación familiar. Se busca que este proceso no tarde más de 72 horas y durante este tiempo están bajo resguardo de la Familia SBS.

Mientras se encuentran en el albergue se preparan actividades lúdicas y educativas, con las que no solo se busca entretener, sino educar y también procesar las emociones que cada una de las niñas, niños y adolescentes tiene luego de pasar por el proceso de retorno.

Texto: Cecilia García
Fotografías: CNRQ
Infografía: José Arévalo