“Hace un año, más o menos, nos mudamos a Peronia, y mi mamá estuvo buscando donde podíamos estudiar, mi hermano y yo. El problema es que no me aceptaban en cualquier lugar, porque necesitaba tiempo para trabajar, y solo aquí en Casa Joven me dieron la oportunidad”.

Vapsy es una joven alegre, participativa, que se entusiasma al ver a sus amigas, que tiene muchos sueños por cumplir y que encontró en Casa Joven Peronia un lugar donde, además de obtener educación, también se han desarrollado sus habilidades sociales.

Así como ella; otros 48 adolescentes forman parte de las aulas de Casa Joven Peronia, donde se les brinda la oportunidad de nivelar su educación e incluso comenzarla cuando no han tenido acceso a la formación, o incluso cuanto también tienen necesidad de trabajar, como sucede con Vapsy.

“Sé que el dinero es necesario que en mi casa y lo importante que es apoyar a mi mamá. Pensé en dejar de estudiar para dedicarme solo a trabajar, pero aquí en Casa Joven me ayudaron a acomodar mis días de estudio y de trabajo. Ya estoy en cuarto bachillerato y me siento contenta porque estoy cumpliendo mis metas”, relató.

La educación es uno de los servicios que prestan las cinco sedes de Casa Joven, y que se desarrolla por medio de un sistema alternativo del Ministerio de Educación, con el Centro de Educación Extraescolar -CEEX-; sin embargo, este es solo una de las atenciones a las que las niñas, niños y adolescentes tienen acceso en los centros.

Las atenciones de psicología, así como la Escuela para la Familia, y las actividades de formación social, también son parte importante de los servicios que se prestan en Casa Joven, y que generan un sentido de compañerismo y comunidad para quienes asisten.

“Además de mi educación, Casa Joven ha influido en mi vida de forma positiva. Yo no tenía muchas amistades, pero aquí he encontrado a personas con las que tengo una bonita amistad”, puntualizó Vapsy.

Texto y fotografías: Cecilia García

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