ADOLESCENTES ACOGIDAS EN CASA DE BUEN TRATO RECIBEN TALLERES OCUPACIONALES Y RECREATIVOS

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Talleres ocupacionales y recreativos son impartidos a las 17 jóvenes mujeres que residen en la Casa de Buen Trato Zafiro 2, en la cual conviven menores con un perfil de maltrato y  el 50 por ciento de internas no cuenta con recurso familiar. Esta residencia es parte del nuevo modelo de Acogimiento Residencial que impulsa la Subsecretaría de Protección y Acogimiento a la Niñez y Adolescencia, de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia –SBS-. 

Rosa Reyes, quien apoya en la administración de la residencia, explicó que la formación escolar de las internas es la prioridad, ya que todas están inscritas en centros educativos. “Sólo dos de las 17 internas estudian los fines de semana, por ello de lunes a viernes reciben otros cursos por las mañanas”, indicó. 

Entre su diario vivir, las adolescentes participan en clases de zumba, refuerzo escolar y terapia ocupacional. “Tres veces por semana viene una maestra a darle seguimiento a sus clases, también reciben ballet dos veces a la semana y cada 15 días son visitadas por las Chicas Guías del grupo Scouts, además, empezarán a asistir a talleres de danza creativa”, apuntó Reyes.

Este centro fue el primero en desconcentrarse y acoger un solo perfil, en este caso de mujeres adolescentes que han sufrido maltrato. “La residencia empezó a funcionar el 11 de septiembre de 2018 y puedo decir que el cambio ha sido favorable, ellas tienen independencia, pueden salir al colegio y a sus talleres. Estar en la zona 1 ayuda muchísimo porque si tienen que ir al hospital vamos caminando, o si necesitamos material para sus cursos los comercios están cerca”, señaló Reyes. 
Las educadoras también resaltan que la separación de perfiles fue importante, ya que con esto se ha evitado conflictos. “La casa es idónea para ellas, son pocas adolescentes y la atención es más personalizada”, declaró una de las instructoras. Pero el cambio no solo lo ha percibido el personal, sino las propias internas, “Yo me he sentido bien, porque en el otro lugar estaban intercalado los perfiles, pero ahora que nos cambiaron me siento tranquila, ya no nos peleamos, no hay problemas, nos sentimos más cómodas porque somos pocas y hay más espacio”, expresó.

Otra de las jóvenes manifestó que ahora comparte con otras adolescentes en su misma situación, “Tenemos mucho en común, además me gusta porque nos prestan atención cuando necesitamos algo, nos supervisan nuestras tareas y tenemos más actividades fuera de la casa”, dijo. El día en la residencia finaliza con la autoevaluación de cada una, en ella reflexionan sobre su actitud o si faltaron a alguna regla para que al siguiente día puedan mejorar.