El agradecimiento por la oportunidad de enmendar los errores fue uno de los sentimientos que brotaron de las jóvenes privadas de libertad que participaron en la obra “Dios me hizo una reina”, dirigida por integrantes de Ministerios Ebenezer, con el apoyo de la Subsecretaría de Reinserción y Resocialización de Adolescentes en Conflicto con la Ley.
La puesta en escena fue muy especial y a opinión del capellán de los centros, Antonio Balam, la historia marcó la vida de las internas, no solo porque fueron sensibilizadas con los roles que interpretaron, sino porque no esperaban que la presentación se realizara en un auditorio con invitados especiales.
“Fue un trabajo arduo al que respondieron muy bien porque interiorizaron y vivieron sus papeles y esta forma de arte ha sido la manera de manifestarse ante la sociedad y dar a conocer la segunda oportunidad que se les ha dado. Ellas no imaginaban que se presentarían en un escenario como este, gracias a Dios logramos que nos donaran el vestuario, maquillaje y peinados. Sin duda ver a ese público marcó sus vidas; fue un día gratificante”, dijo Balam.
*Candy, una de las internas expresó que le daba gracias a Dios y a la Secretaría de Bienestar Social –SBS- por la oportunidad y apoyo para estar sobre un escenario. “Tal vez esto sea poco, pero deseamos demostrarles que queremos salir delante de todo esto y que mañana seremos mejores personas, también a nuestras familias por estar con nosotros a pesar de nuestros errores”, manifestó.
Otra de las jóvenes, *Alisa, dijo que la obra le enseñó sobre la fe y que la ayuda espiritual que ha recibido la ha motivado a leer la biblia, además, encontró en su familia y en el equipo técnico del centro el apoyo necesario para querer cambiar. “Ellos son los únicos que están conmigo, por eso agradezco que nos brinden una segunda oportunidad a pesar de cómo hemos sido”, declaró.
Balam explicó que la incidencia en el aspecto espiritual en la vida de los adolescentes privados de libertad es bastante marcada cuando deciden comprometerse a llevar una vida bajo principios cristianos, es por eso que se trabaja un programa establecido en todos los centros, que se destaca por ser incluyente. “No hablamos de una iglesia específica, ni de religión, solo de Dios”.
Además, trabajan aspectos en grupo e individuales, lo que ha sido un éxito gracias al apoyo de la Subsecretaría de Reinserción y a la Dirección de Centros. “El trabajo ha sido positivo debido a la respuesta de los muchachos”, agregó el asesor espiritual.