Las niñas y los niños experimentan emociones intensas desde una edad temprana. Pueden frustrarse cuando un juguete se rompe, alegrarse por un pequeño logro o sentirse inseguros ante lo desconocido. Como adultos, es nuestra responsabilidad ayudarles a entender y gestionar esos sentimientos, pero sin sobreprotegerlos ni impedirles desarrollar su capacidad de afrontamiento.

Validar emociones significa escuchar con atención, reconocer lo que sienten y demostrar empatía. Un “entiendo que estés triste porque se rompió tu juguete” tiene un impacto muy distinto a un “no llores, no es para tanto”. Los chicos necesitan sentirse comprendidos para aprender a procesar sus emociones de manera saludable.

Sin embargo, la sobreprotección puede jugar en contra. Evitar que enfrenten frustraciones o resolverles cada problema impide que desarrollen resiliencia y habilidades para afrontar desafíos. En lugar de intervenir de inmediato, podemos guiarlos para que encuentren sus propias soluciones, apoyándolos sin anular su autonomía.

Como Secretaría de Bienestar Social (SBS) te aconsejamos fomentar una crianza en la que el respeto y la comunicación sean la base del desarrollo emocional de niñas, niños y adolescentes. Brindarles un espacio seguro para expresar lo que sienten fortalece su confianza y bienestar.

Consejos para validar emociones sin sobreproteger:

  • Escucha con empatía: Permite que expresen lo que sienten sin minimizar ni juzgar sus emociones.
  • Ponle nombre a sus sentimientos: Ayúdales a identificar lo que sienten para que aprendan a gestionarlo.
  • Fomenta la resolución de problemas: Pregunta “¿qué crees que podrías hacer?” en lugar de darles la solución.
  • Dales espacio: No evites cada obstáculo por ellos; guíalos, pero deja que enfrenten pequeños retos por sí mismos. 

Con amor, paciencia y acompañamiento, puedes ayudar a que tus hijos crezcan emocionalmente fuertes y preparados para la vida. 

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