TRAVESÍA DE AMOR: MADRE SALVADOREÑA QUE NO VEIA A SU HIJO DESDE HACE 14 MESES, VIAJA PARA ABRAZARLO EN VISITA AL CENTRO JUVENIL

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El amor de una madre sobrepasa los límites y las fronteras, y luego de más de un año sin ver al más pequeño de sus hijos, los más de 370 kilómetros que hay desde Usulután, El Salvador hasta Guatemala, no fueron obstáculo para llegar al Centro Juvenil de Privación de Libertad para Varones II –CEJUPLIV II- y recibir como recompensa un abrazo de su propia sangre.

Entre la emoción y la nostalgia, la madre contó que debido a problemas de salud y a los pocos recursos económicos, no había podido visitar a su hijo interno desde agosto de 2015, cuando ingresó a Guatemala sin su permiso. “Él no había cumplido los 18 años, tenía 15 cuando otros me lo trajeron. Yo trabajaba porque él era menor de edad y tenía que mantenerlo, pero a veces los hijos se desesperan porque se encuentran solos en casa, pero hay que trabajar”, dice la mujer de la tercera edad. 

El emotivo encuentro se realizó gracias a las gestiones de la Subsecretaría de Reinserción con el Comité Internacional de Cruz Roja, pues  fue la institución que cubrió los gastos para que la mamá del privado de libertad y un hermano, pudieran venir desde su tierra natal, en donde crecieron en condiciones de extrema pobreza, vendiendo fruta en las calles, y poder visitar y observar la evolución en el proceso de resocialización de su hijo. 

Según el área de Trabajo Social de la Subsecretaria de Reinserción y Resocialización de Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal, en  la próxima audiencia del privado de libertad, es muy probable que por su progreso, la jueza lo beneficie con Libertad Asistida. “Cuando hablamos de esto, significa que puede terminar su sanción fuera del centro, pero con el compromiso y la condición de que tiene que asistir al programa de la Secretaría de Bienestar Social”, explicaron. 

En cuanto al área de psicología indican que han observado la evolución positiva del caso, refieren:  “Estar fuera de su país y lejos de su familia le ha generado conciencia. Es un buen caso y esperamos que salga pronto”.

A su ingreso al centro de privación de libertad, el joven tenía una escolaridad de quinto primaria, luego de un trámite complicado de los certificados de estudios en El Salvador, actualmente está cursando tercero básico. La pedagoga asignada cuenta, “lo acompañé a su última audiencia y la jueza lo felicitó porque ha tenido grandes logros académicos y él mismo reconoce que ha sido todo un reto llegar hasta donde está”. 

Ser de otro país y la lejanía de su familia ha sido difícil para el joven salvadoreño, que se sintió feliz de ver a su madre y hermano, una visita que forma parte del proceso de resocialización que impulsa la SBS, con la puesta en marcha del Nuevo Modelo de Reinserción Juvenil. 

“Conforme los años uno piensa en todo lo ocurrido y la mente cambia, es diferente. La verdad, he pensado en cambiar mi vida, mi forma de ser y estar al lado de mi familia, aprender de mis errores y ser otra persona. Me falta poco tiempo para salir y primero Dios haga todo lo que tengo planeado” expresó el joven, mientras almorzaba junto a su madre y hermano en una área del centro de privación de libertad.

Verlo, llena de alegría a la madre, quien espera con ansias el momento en que su hijo recupere su libertad. “Hemos platicado, y él está consciente de que va a cambiar por mí, para ayudarme. Él se quiere ir para la casa y yo le digo que haga el esfuerzo y le pida mucho a Dios. Agradezco bastante como nos han tratado las personas de la Secretaría de Bienestar Social y la Cruz Roja, aquí en Guatemala”, concluyó la madre, feliz de reencontrarse con su hijo y ver los cambios de actitud.