En 2024, Guatemala reafirma su compromiso con los principios establecidos en el Artículo 23 de la Convención sobre los Derechos del Niño, garantizando el acceso a la educación especial para niñas, niños y adolescentes con discapacidad. Este esfuerzo se materializa en los Centros de Educación Especial a cargo de la Secretaría de Bienestar Social -SBS-, que este año atendieron a 439 menores de entre 0 y 14 años, promoviendo su inclusión y desarrollo integral.
Un modelo educativo inclusivo
Los Centros de Educación Especial Álida España de Arana, San Cristóbal Totonicapán, San Juan Bautista y el Centro de Atención Integral de San Jerónimo Baja Verapaz trabajan con niñas, niños y adolescentes con discapacidades intelectuales, físicas, sensoriales y múltiples. Su objetivo principal es facilitar el aprendizaje y desarrollar habilidades individuales y sociales a través de programas adaptados a sus necesidades específicas, como:
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- Educación Inicial y Preescolar
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- Programas de Discapacidad Sensorial, Auditiva y Múltiple
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- Habilitación Integral y atención especializada para el autismo
En 2024, el Centro Álida España de Arana lideró la atención con 292 beneficiarios, seguido por San Juan Bautista con 67, San Cristóbal Totonicapán con 46 y San Jerónimo con 34.
Servicios integrales para el desarrollo
Estos centros destacan por su enfoque multidisciplinario, ofreciendo servicios esenciales para garantizar el desarrollo integral de los menores:
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- Psicopedagogía y terapia de lenguaje: Favorecen la comunicación y el aprendizaje.
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- Atención psicológica y trabajo social: Brindan orientación y apoyo a las familias.
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- Fisioterapia, hidroterapia y terapia ocupacional: Promueven el bienestar físico y la independencia.
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- Nutrición balanceada: Con cuatro tiempos de comida.
Además, programas como Educando en Familia fortalecen el rol de madres, padres y cuidadores, integrándolos en el proceso educativo de sus hijas e hijos.
En consonancia con la Convención sobre los Derechos del Niño
El trabajo de estos centros refleja los principios del Artículo 23, que reconoce el derecho de las niñas y los niños con discapacidad a una atención especial que fomente su autonomía y participación activa en la sociedad. Al adaptar los programas educativos a las necesidades individuales, estos centros garantizan condiciones de acceso equitativas, eliminando barreras económicas y sociales.
Impacto y desafíos
La atención a 439 niñas, niños y adolescentes en un solo año demuestra el impacto positivo de estos centros en la vida de menores con discapacidad. Sin embargo, el camino hacia una inclusión plena sigue enfrentando desafíos como ampliar la cobertura y sensibilizar a la sociedad sobre el derecho a una educación inclusiva.
El 35 aniversario de la Convención invita a reflexionar sobre los logros alcanzados y las metas pendientes, destacando que, con un enfoque integral, es posible construir un futuro más inclusivo para todas las niñas y niños guatemaltecos.
Texto: Carolina Hernández
Fotografías: Archivo SBS