En el pintoresco pueblo de Santa Clara La Laguna, Sololá, conocido por su tradición en la elaboración de canastos, Diego Tzaj se destaca como un ejemplo de perseverancia. A los 8 años, aprendió el arte de tejer canastos de su abuelita. Su vida, marcada por el trabajo arduo en la artesanía y la agricultura, fue impactada positivamente gracias al programa Quédate, de la Secretaría de Bienestar Social -SBS-.
Diego agradece el apoyo del programa, que ha sido crucial para el futuro educativo de sus hijos. “Sin Quédate, mis hijos no hubieran podido continuar sus estudios”, afirma con gratitud. Quédate se ha convertido en un pilar para familias en riesgo, ofreciendo formación técnica y educativa a adolescentes que enfrentan desafíos significativos.
El programa Quédate, de la SBS, respaldado por el Ministerio de Educación -MINEDUC- y el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad -INTECAP-, se enfoca en prevenir la migración irregular mediante una formación integral. Ofrece educación formal y técnica, incluyendo cursos de inglés, computación y más, sin costo alguno para los beneficiarios.
Para Diego, la intervención de Quédate ha sido un salvavidas. “Gracias al programa, mi hijo mayor pudo estudiar mecánica. Cuando hablé con el profesor Timoteo, entendió nuestra necesidad y, por fortuna, mi hijo se graduó”, relata con emoción. Ahora, su hija también aprovecha las oportunidades educativas ofrecidas por Quédate y está cursando sus estudios básicos.
Diego destaca que el sueño de sus hijos siempre ha sido mejorar sus condiciones de vida por medio de la formación académica, algo que él no pudo alcanzar debido a la falta de recursos en su propia infancia.
Diego Tzaj, a través de su esfuerzo y el apoyo del programa Quédate, no solo ha encontrado una forma de asegurar un mejor futuro para sus hijos, sino que también se ha convertido en un símbolo de cómo las oportunidades pueden transformar vidas. Su historia es testimonio del impacto positivo de los programas del Gobierno en la vida de las familias y la comunidad.
Texto: Carolina Hernández
Fotografías: Eduardo Mendoza