En la vibrante Xelajú, Hansel un adolescente que ha encontrado una familia dentro del hogar de abrigo y protección Ónice III, se prepara para participar en los Juegos Latinoamericanos Asunción 2024, un evento que sin duda marcará su vida y que quedará para la historia como prueba de su coraje y determinación.
A lo largo de su vida, Hansel ha recorrido un camino difícil debido a su condición de discapacidad, situación que lo ha llevado a crecer en diversos hogares de protección porque no cuenta con recurso familiar idóneo. Sin embargo, eso no ha sido obstáculo para que su potencial florezca gracias a la atención integral que recibe en Ónice III, que incluye psicología, fisioterapia y educación especial.
Es precisamente por la restitución de sus derechos por medio de la atención que se brinda en dicho hogar, que está bajo la administración de la Secretaría de Bienestar Social -SBS-, que Hansel descubrió su pasión y habilidad para el atletismo. Walter Guzmán, su entrenador, dice que aunque al principio fue un poco complicado, gracias al entrenamiento constante, Hansel ha logrado un rendimiento sobresaliente.
Determinación y suerte
Guzmán explicó que Hansel fue seleccionado para participar en los Juegos Latinoamericanos en octubre, durante un sorteo que se realiza posterior a que los jóvenes ganen medallas de oro tanto en los Juegos Departamentales como en los Nacionales. Es así como este adolescente irá a Paraguay a competir en las categorías de 100 y 200 metros planos, pruebas que requieren velocidad, resistencia y una férrea voluntad.
Entrenador Walter Guzmán
Es exatleta paralímpico y tiene ocho años de desempeñarse como entrenador de niños y adolescentes con discapacidad. Su deseo de convertirse en entrenador surgió debido a las carencias que observó para el desempeño de deportistas con discapacidad. Actualmente por las tardes también trabaja con la Sub15 de Xela.
Aunque a Hansel se le dificulta articular sus ideas, hay algo que tiene claro: su deseo de competir y su firme determinación de dar lo mejor de sí para traer una medalla a casa, reflejo de una mente que, a pesar de los desafíos, sueña en grande.
Méndez, educadora de Ónice III, no puede esconder su orgullo por el joven atleta. “Hansel es un chico alegre, dinámico y colaborador. Le encanta cantar y siempre está dispuesto a ayudar dentro del hogar. Todos estamos muy emocionados por su participación en estos juegos. Para nosotros, él ya es un ganador, y sabemos que llevará el nombre de Xela y Guatemala en alto”, afirma con una sonrisa.
La historia de Hansel es un recordatorio de que el verdadero éxito no siempre se mide en medallas o trofeos, sino en el valor y la perseverancia para superar adversidades. Cada paso que da en la pista de atletismo es un testimonio de su fortaleza, y cada zancada que da hacia Asunción es un reflejo del amor y apoyo que ha recibido en Ónice III en Quetzaltenango.
Texto: Carolina Hernández
Fotografías: Eduardo Mendoza