Ónice I es una de las residencias que conforman el departamento de Protección a la Niñez y Adolescencia con Capacidades Diferentes, Leve y Moderada, pero esta tiene una particularidad que la hace diferente: aquí se atiende a mujeres adultas.
Hasta finales de febrero de 2024, la población es de 23 internas. Todas tienen discapacidad leve y moderada, algunas más funcionales que otras y todas mayores de 18 años.
Llegaron a las residencias de protección de la Secretaría de Bienestar Social cuando eran adolescentes, pero ante la falta de una familia u otro tipo de recursos familiares para recibirlas al cumplir la mayoría de edad, han permanecido bajo abrigo de la SBS.
Cada día existe una rutina, comienzan por levantarse y realizar su aseo personal, para luego desayunar, y quienes asisten a clases fuera de la residencia, se preparan para salir, relató la administradora de la residencia, Alexa Ochoa.
“Algunas salen a la Escuela de Educación Especial Xelajú, mientras que otras van a Conalfa. Tenemos también a otras jóvenes que van a actividades deportivas, y quienes también toman cursos técnicos como el de cocina en Fundap. Las que se quedan tienen atención en psicología, trabajo social, educación especial y terapia de lenguaje”, expresó Ochoa, quien recalca que estas actividades les ayudan a ser más independientes.
A mediodía vuelven a casa y después del almuerzo todas tienen actividades asignadas que incluyen la limpieza de sus áreas, así como actividades con el equipo técnico tales como zumba o lectura de cuentos y, cierran el día con la cena y la preparación para el siguiente día.
Parte de esta rutina fue dada a conocer a la subsecretaria de Protección, María José Ortiz, quien realizó una supervisión a esta y otras residencias que funcionan en Quetzaltenango para protección y abrigo de niñas, niños y adolescentes.
Además de conocer de primera mano los procedimientos de atención, la subsecretaria también fue informada acerca de las necesidades para implementar mejoras tanto en infraestructura, como en mobiliario y de personal; mientras que ella agradeció la entrega y vocación de cada una de las personas que trabajan por el bienestar de la niñez y adolescencia.
Texto: Cecilia García
Fotografías: Luis Sajché