*Miguel* miraba incrédulo su diploma. Movía la cabeza de un lado a otro sin poder creer que al fin había terminado la primaria. Él tiene 18 años y recuerda que solo estudió hasta segundo grado. No fue hasta que quedó privado de libertad que empezó a interesarse de nuevo en estudiar y logró, con mucho esfuerzo, terminar su sexto grado.
En el caso de Gerardo*, cuenta que afuera ya no pudo continuar sus estudios porque tenía problemas psicológicos que se lo impidieron, pero en Gaviotas fue parte de los cuatro alumnos abanderados, lo que para él significa un sueño hecho realidad, porque anteriormente ni sus amistades ni las condiciones en las que vivía le permitían este tipo de logros.
Y así, con mucho esfuerzo y orgullo se llevaron a cabo las clausuras de primaria y básicos de adolescentes del Centro Juvenil de Privación de Libertad para Varones -CEJUPLIV- Gaviotas, que en total sumaron 56 jóvenes, de los cuales más de la mitad continuará su carrera media y el resto continuará con sus estudios básicos.
“En el centro estamos muy contentos con este logro porque esto demuestra que sí hay avances y que todo está cambiando para bien de los adolescentes y padres de familia, quienes están muy orgullosos de sus hijos. Siempre los motivamos a que sigan adelante porque de eso se trata la reinserción, de que cuando ya recuperen su libertad tengan las herramientas que les permitan salir adelante”, dijo el coordinador técnico de Gaviotas.
Mamá y papá siempre estarán en las buenas y las malas
Emanuel*, otro de los jóvenes que culminó su primaria, agradeció al centro, a sus maestros y a sus padres por todo el apoyo que recibió. “Aunque el error que cometí fue grave no me lo han echado en cara y solo me apoyan. Cuando uno es joven no piensa en nada, solo en tonterías, pero aquí uno se da cuenta quienes están realmente con uno y en mi caso han sido mis padres, a quienes por lo menos con este logro los puedo hacer sentir orgullosos”, dice.
Para la Subsecretaría de Reinserción uno de los objetivos principales es asegurar la reinserción social de las y los adolescentes que ingresan para el cumplimiento de las sanciones impuestas por medio de la rehabilitación, formación para la vida, trabajo productivo y prevención de la violencia, por ello los equipos multidisciplinarios trabajan en mantener los vínculos paterno afectivos entre los jóvenes y padres de familia.
Cuando Mary* pasó junto a su hijo, *Jeremy a recoger su diploma, sus ojos se empañaron. Tenía sentimientos encontrados. “Le doy gracias a Dios porque yo sé que estar aquí no es fácil ni para él ni para mí como madre, mi sueño era otro, no me esperaba esto hoy, pero le doy gracias a Dios porque está con vida y, aunque sea aquí encerrado, él está logrando lo que siempre ha querido. Le digo que no está solo, que yo estoy con él. Así como Dios me tiene agarrada de su mano, así lo tengo yo sostenido para que él cambie y sea alguien mejor”, expresó llorando.
Texto y fotos: Carolina Hernández