El bullicio de las niñas y niños en las aulas, pies corriendo por los pasillos, así como las risas y juegos le devolvieron la vida al Centro de Atención Integral -CAI- El Jícaro, que después de seis años volvió a abrir sus puertas a la población que más lo necesita.
Ángela fue una de las 67 alumnas y alumnos que asistieron al primer día de funcionamiento de este Centro, pero no fue sola, llevaba consigo a su gatito de peluche, un regalo que su mamá le hizo hace algún tiempo y aunque ya se ve un poco desalineado sigue siendo su peluche favorito.
“Es mi peluche favorito, no siempre lo ando cargando, se queda en la casa, pero hoy sí me lo traje porque pensé que estaría aburrida”, dijo Ángela, quien lo que menos hizo durante su primer día en el CAI fue aburrirse, pues hizo nuevos amiguitos, aprendió mucho, comió rico y jugó bastante.
Ángela tiene 8 años y está en segundo de primaria, dice que le gusta estudiar. Al salir de su escuela, anteriormente regresaba a su casa para hacer sus tareas, mientras su mamá trabajaba, pero su rutina cambiará.
Ahora, al salir de su escuela asistirá al programa de Reforzamiento Escolar y Prevención de la Callejización -REPREDEC-, que funciona en el CAI y que brinda atención a niñas y niños de 7 a 12 años, estudiantes de primaria que necesitan supervisión por las tardes.
Atención para niñas y niños durante la primera infancia
Pero además de la jornada vespertina, en el CAI también se proporciona cuidado diario, educación preescolar y alimentación a niñas y niños desde los 8 meses hasta los 6 años en un horario de 7:30 de la mañana a 4:30 de la tarde, con el objetivo de ayudar a madres trabajadoras a que desempeñen su trabajo sin la preocupación de no tener en donde dejar a su hijas o hijos.
Una de las principales características de los CAI es que cuentan con una metodología propia e innovadora que guía y orienta respetando la individualidad, además de fomentar el trabajo colectivo de las niñas y niños por medio del juego, aspectos importantes que desarrollan el potencial durante la primera infancia.
Texto: Carolina Hernández
Fotos: Luis Sajché
Texto: Carolina Hernández
Fotografías: José López