Acogiendo corazones es la expresión que diez familias guatemaltecas encontraron para resumir los sentimientos más profundos y las incontables vivencias que han desarrollado al desprenderse de sí mismas para darlo todo en un servicio muy peculiar para la niñez y adolescencia, el del Acogimiento Familiar Temporal.
Acogiendo corazones es también el nombre complementario de la Red de Cuidado Temporal que estos diez grupos familiares comenzaron a crear por medio de sus experiencias vividas, con el fin de tener apoyo y, principalmente, para dar a conocer el programa que une a familias que abren su corazón con niñas y niños que requieren de un hogar temporal.
Los primeros pasos comenzaron por darle forma al proyecto, buscar un nombre y poco a poco han avanzado en formular una misión y visión, valores, normas de convivencia y recientemente, definir un logo que los representará como grupo y su plan de trabajo. Las familias han desarrollado todo este proceso con el acompañamiento de Catholic Relief Services –CRS- por medio de la iniciativa Cambiando la Forma en que Cuidamos.
Jessica Gómez, especialista de inclusión de personas con experiencia vivida, señaló que las familias participantes buscan incidir y promover el cuidado familiar seguro de la niñez y adolescencia; y que también se pretende que cuenten con espacios en procesos formativos, en fortalecimiento y especialmente dar a conocer el trabajo del Acogimiento Familiar Temporal.
“Con esta red no solo se trata de apoyo como familias, sino de que podemos dar a conocer el programa para que más familias abran sus hogares y corazones, para que los niños tengan un lugar donde sientan apoyo y amor”, expresó Wálter Franco, de 59 años y miembro de una familia de acogimiento temporal acreditada desde hace 15 años.
Jeannette Marroquín, jefa del departamento de Acogimiento Familiar Temporal, apuntó que esta experiencia junto a CRS ha sido un proceso que servirá no solo para captar a nuevas familias, sino que también es oportunidad para fortalecer a las que ya forman parte del programa.
Texto: Cecilia García
Fotografías: Luis Sajché