Los rayos de sol iluminan el rostro de Lupita, llenando de brillo su fuerza y voluntad. Está en su chequeo de rutina junto a Dina, su mamá, quien desde hace siete años la ha acompañado a diario a recibir terapia en el Centro de Educación Especial Álida España de Arana.
Al nacer, Lupita fue diagnósticada con parálisis cerebral y su pronóstico no era alentador. Los médicos le dijeron a Dina que la niña no tendría ninguna posibilidad de comunicarse y mucho menos de movilizarse por su cuenta.
Sin embargo, cuando le preguntan su nombre, contesta que se llama Lupita y regala una gran sonrisa. Dina cuenta que ha encontrado en el Centro Álida España un apoyo importante, no solo para su hija, sino que para ella también.
“Desde que empezamos a venir ha sido una maravilla. Es difícil cuando a uno de padre le dicen que por el diagnostico será complicado, pero hay instituciones como Álida, en donde aparte de venir por las terapias de los niños, también viene uno a recuperarse como padre, porque vemos el amor con el que los atienden. Sinceramente yo les agradezco mucho”, expresa la madre de Lupita.
Dina cuenta que ni siquiera durante la pandemia se sintió sola, pues todo el equipo de profesionales siempre estuvo pendiente del estado de Lupita y seguía haciendo sus terapias gracias a los videos que le enviaban.
“Los avances de ella han sido significativos, porque tiene parálisis cerebral. Habían diagnosticado que no iba a hablar y ella habla muy bien. Ahorita ya sostiene su cabecita y está en un proceso de estabilización, ya se para, con ayuda, pero ya se está parando”, manifiesta emocionada.
Dina no se cansa de decir que los programas que se brindan en el centro Álida España han sido de bendición para su familia. “Aquí hay profesionales muy capacitados. La verdad es una bendición. De todo corazón que Dios me los bendiga a cada uno, han ayudado bastante a la nena. Ahorita que regresamos a las clases presenciales el diagnostico va a ir cambiando aún más”, finaliza.
Texto y fotografías: Carolina Hernández