Cargando con sus pocas pertenencias, *Mario atravesó la puerta de la celda en donde había pasado los últimos cuatro años de su vida. Sentía un agujero en la panza, estaba nervioso, pero seguro de algo: quería un cambio en su vida.

Él ya no estaba dispuesto a ser el mismo y en un pequeño espacio, junto con siete compañeros, escuchó: “Sus vidas van a cambiar a partir de hoy. Sus vidas serán diferentes. Mañana ya no serán los mismos que fueron una vez. Van a pensar diferente. Van a actuar diferente. Van a hablar diferente y la gente los va a ver diferente”.

Cuando fue seleccionado para ser parte del noveno grupo que ingresaría a Casa Intermedia, *Mario se sintió emocionado, pero sabía que acostumbrarse a un nuevo régimen no sería fácil. Sin embargo, no dudó en aceptar la oportunidad que le cambiaría la vida, tal y cómo le dijo el secretario Francisco Molina, antes de abordar el bus que los llevaría a su nuevo hogar.

Allí iba *Mario sentado en la parte trasera del vehículo, que fue acompañado por una caravana de picops con sirena abierta. Se sentía eufórico y esperanzado, al igual que sus compañeros. Los minutos iban pasando y la ruta se acortaba para llegar a su destino.

Los jóvenes salieron decididos a dar un giro a su vida.
“Sus vidas van a cambiar a partir de hoy. Sus vidas serán diferentes. Mañana ya no serán los mismos que fueron una vez. Van a pensar diferente. Van a actuar diferente. Van a hablar diferente y la gente los va a ver diferente”, les dijo el secretario Francisco Molina.
Solo llevaron consigo, sus pocas pertenencias, pero mucha decisión, esperanza y oportunidad.
Los jóvenes subieron al bus que los llevaría rumbo a Casa Intermedia.

Llegaron. Las puertas de Casa Intermedia se abrieron. Los ojos se le iluminaron a *Mario, todo estaba rodeado de árboles y naturaleza. Al pasar la revisión de protocolo lo esperaban dos filas paralelas de jóvenes vestidos con polos y pantalones formales, quienes empezaron a aplaudir. A su encuentro salieron dos chicos quienes le dieron la bienvenida y lo acompañaron hasta el salón. Pero no fue recibido solo por ellos, sino también por Salchi, la mascota del centro, ambos tuvieron una conexión desde que se vieron, ella lo escoltó hasta que todos sus compañeros entraron.

“Me siento emocionado por experimentar nuevas cosas y salir de la rutina que tenía. Mi sueño es terminar mi sanción, superarme,  buscar nuevas oportunidades para que se me abran las puertas, poder salir adelante, prepararme profesionalmente y sobre todo ayudar a mi familia”, dijo *Mario mientras acariciaba a Salchi. Nos confesó, que llevaba cuatro años de no tocar a un perrito, por lo que se puso muy emotivo.

Las puertas de Casa Intermedia se abrieron.
Sus ojos se iluminaron al ver la vegetación y el ambiente de Casa Intermedia.
*Mario fue recibido por dos jóvenes y muchos aplausos de sus nuevos compañeros.
Salchi, la mascota del centro, se encargó de escoltarlo.
*Mario y Salchi tuvieron una conexión especial. Él tenía cuatro años de no tocar a un perro.

Tras conocer al equipo multidisciplinario de Casa Intermedia y escuchar la bienvenida de las autoridades, la novena promoción de jóvenes del Modelo de Gestión Juvenil fue a conocer su residencia “Decisión”, en donde pasarán un periodo de prueba y adaptación. Sin duda se quedaron asombrados con las nuevas condiciones de vida que tendrán, pero sobre todo decididos y convencidos de querer reencausar su camino y aprovechar las herramientas que les garantizarán una segunda oportunidad y una verdadera reinserción.

Conocieron su nuevo hogar en Casa Intermedia.
Uno de los jóvenes residentes de Casa Intermedio los exhortó a no rendirse.
Conocieron al equipo multidisciplinario que los apoyará en todo momento.
Se informaron sobre el Modelo de Gestión Juvenil.
Su primera etapa la vivirán en la residencia “Decisión”.
El secretario Molina supervisó la residencia en donde estará la novena promoción.